jueves, 22 de septiembre de 2011

Confesiones a una puerta (14 - Dic - 2010)


Supongo que no debería dejar pasar los días sobre el suelo de esta habitación. Supongo demasiado, sin llegar a conclusiones certeras, apática. Mi amiga, la desidia, transformada en compañera y motor de mi indolencia.
Sin control sobre el orden, sin independencia o autonomía; sumida en una rutina sin oficio ni beneficio. Parada en el INEM y en la cola del pan.
Las calles, el aire y los cafés se antojan lejanos y déspotas, desafiantes. Me intimidan las charlas, los coloquios; busco respuestas en las paredes, al tiempo que me olvido de cada pregunta, dejándolas caer en el fondo de otra solitaria madrugada. Desvelada.
Sin prisa, con pausas marcadas por la cadencia del segundero. Perfectamente acostumbrada a una situación despojada de coherencia, tan amarga para el resto como acoplada a mis espaldas.
Dueles mundo real, dueles.


lunes, 5 de septiembre de 2011

Dama de otoño. (06-06-2011)


Dama de Otoño, cálida y airada. Hoy soy ella, mañana no sé.
Coqueteo en la distancia y te hago imaginar miradas que te desabrochan del suelo. Coqueteo contigo y te gusta más que cuando lo hace tu dueña. Nos cortejamos y yo me hundo en tus fantasías. Me ahogo entre los kilómetros que nos separan.
Tú te callas y no me cuentas la verdad, yo la ignoro, creyéndome que las imágenes de mi cabeza son más reales que las que dibujas mientras te hablo. Creyéndome que entre las fotos asoman los sentimientos que yo te impongo.
Y desapareces, y ya no me cuentas nada. Paseas por mis calles, atado con su correa; yo te observo desde los áticos, concibiéndote un presente apoyado en mi ventana. Espero, café en mano, a que llames a mi puerta.
Este invierno, no me deja ser yo, Dama de Otoño, que cubría tus madrugadas de cantos y cuentos; te hice un colchón de hojas secas y lluvias rebotando en el cristal, para que apoyaras soledades y, así, poder seducirte con lo único mío, con mis palabras.
Ya no salimos a emborracharnos con las estrellas, pero yo sigo coqueteando con tus letras; escribiéndote cartas infinitas.
Te escondes bajo la nieve del invierno, bajo el manto de las hojas en blanco. No te busco, porque te siento contemplándome a través del tragaluz de mi refugio. Acercándote y alejándome, repartiendo brisas que saben a suspiros de Dama de Otoño.


Extraído de Lady Jester's posterous.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Muñeca rota.


Vacíos, espacios… nada que leer entre líneas y hojas secas deshechas sobre el papel. Dejo que la tinta camine lánguida sobre el cuaderno, buscando un verso que robar de los labios de una musa; la más puta de todas.

Yo, bufón de espíritu trovador, con mil y un cuentos que cantar cada noche, me quedé muda.

Tú, que tantas veces has cambiado de rostro, vuelves a dominar mi estado de ánimo. Creas tormentas y en un vaivén de mi imaginación explotas en calma. En mi cama.






- ¡Qué ganas de gritar y callar!


- ¿Qué ganas con gritar?


- Callar.





Sigo perdiendo el tiempo y acabo cobrando silencios. Ya no quedan fuerzas ni para desesperarse.

Estoy rota, tan rompida que no sé escrivivir y me tartamudean las letras.